miércoles, 16 de noviembre de 2011

Faquir.



El ansia de respirarle sigue latente en la rutina. En ocasiones como esta, mientras miro el dossier de entidades a examen, abierto por la letra A, se magnifican. Si que le recuerdo, siempre pienso en él como en un faquir de tumba de alfileres, no de cama de clavos. Él me recordará por vomitar arañas, a eso estoy acostumbrada. Sin embargo, otras cosas me son muy ajenas, por ejemplo, a la hora de la verdad, aún tengo las manos tímidas. No tengo aplomo aún para usar la escopeta, poco importa que esté escrito. Hoy pienso que el destino se puede arrugar como un papel de periódico, y mi gata seguro que no duda en jugar con él a lo largo del pasillo. Puedes morderlo, bonita.