sábado, 18 de junio de 2011

III


Dejando a un lado a la Santísima Trinidad, a los tres lados de los triángulos escalenos, de los isósceles, de los equiláteros, de los de amor bizarro y a las tres cosas que hay en la vida: salud, dinero y amor. También a las tres negaciones de San Pedro, a las tres tentaciones de Jesucristo en el desierto, a las tres virtudes teologales, a los tres pilares del zen y a los tres venenos del budismo. Obviando las tres dimensiones, el tres en raya, las tres leyes de Newton, las tres de Mendel, las tres de Kepler, las tres de Asimov. Olvidándonos de las tres carabelas de Colón, de los tres cerditos, de las tres mellizas, de los tres fantasmas navideños de Dickens, de los tres filtros de Sócrates, de los tres deseos que te pueden conceder en los cuentos, de los tres misterios de Fátima y del sombrero de tres picos. Y de los monos sabios que se tapan los ojos, los oídos y la boca en Tokio, de los mundos de Popper, de los Tres Tenores. Sin tener en cuenta a las tres jequesas de Qatar, ni a las tres Marías, ni a las tres principales musas de Warhol, ni a las tres unidades de Aristóteles en el teatro. A pesar de las tres gracias, los tres mosqueteros, los tres Reyes Magos, las tres heridas de Machado, las tres cruces de Mario Postigo y hasta de los tres tristes tigres que comen trigo en un trigal, hay grupos de tres que no funcionan.



*Suena.

2 comentarios:

Nacho López Murria dijo...

Muchas grcias por tu comentario, me sumo al interés de tus reflexiones siempre que puedo :P

Testigo del Error. dijo...

Me encanta este (y todos, pero este...)

Te mando besos, para sumarme al trío, y hacer cuarteto.