miércoles, 5 de enero de 2011

Devorado.

Algunos días no hay tiempo para tirar las flores marchitas a la basura, ni ganas. Mejor dejarlas en el jarrón y que acaben siendo algo bonito. Cosas podridas y bellas que no escandalizan, sin buitres alrededor. Resulta que los buitres me causan rechazo, aunque recuerdo aquel alpinista que quería que su cadaver fuera devorado por ellos a los pies del Himalaya y me sigue pareciendo una idea preciosa.
D. se encontró con un ciervo muerto en el camino, tan solo quedaba la mitad y decidió fotografiarlo. Cuando me enseñó la imagen pensé en que ya no quedaría nada de él, fue inevitable imaginarme a animales diversos masticando su carne. Bambie está muerto y ser devorado ha de doler.

1 comentario:

Sandra Uve dijo...

Nada duele cuando estás muerto, ¿no?